La cita prometía atendiendo a las presentaciones. Compartiendo edad, Mónica se definía como una hippie atrevida y transgresora, que buscaba un hombre que soportase su vitalidad. José María, por su parte, demostraba que detrás de todas sus cadenas, sus cueros y su melena de metalera se escondía todo un truhán, todo un señor.
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